


La historia de los caballos sueltos en el jardín, fue aquella vez que hasta el pelo se te puso rojo en un inverno , hasta que llegó a ser naranja cuando las hojas empezaron a caer.La declaración de tu autoestima estaba en todas las estaciones, si es frió frió, duro con el hielo. El caballo café con leche siempre en guardia , para que las leñas no se apaguen, para que el humo no salga de ese fuego.
Y cuando el barco se hundió, y el tipo del buso murio por su charquito , negro, bien negro tu pelo, un detallito de duelo, de luto. La sangre de la herida supuró a pesar de la lana y algodón.
-En ese jardín hay más que esos cuerpos, y unos tomates robados-
La mujer esbelta camina por Morón, oh querida, a ti te quiero de todo color.
Qué calidad, realmente, calidad literaria infinita, hay música, hay una foto, movimiento, vanguardia. Te imagino en el club de la serpiente.
ResponderEliminarLa cordialidad es incolora. Saludos incordiales.