Apartado en la montaña de piel que sostiene sus cejas, el tipo asegura su puerta, aunque tus dedos estén allí, apretonados y violetas resistiendo la presión de su encierro. La falta de calor en su esquina , hacen de su piel    un cartón corrugado, un saco protector de cualquier sentimiento. No es que el mar le seque la piel en su partida , y la sal haga presente sus heridas, esta tratando de no quemar.

Así me cuida de el , en un mismo intento de protegerse de mi. Los arboles muertos encarnan las melodías de un invierno fallecido y mutilado por el fuego que no deja rastro de amor.Para ser tan joven lo tiene presente y le da levadura a su sombra para ser más valiente, se come el capricho y el error, para que no exista error, solo razonamientos de quien no se mancha la boca al comer. Aunque en sus actos de valentía olvide un poco que es lo que cuida, su candado se vence, y se pune duro.

Con los días me cuesta más entrar ahí , con el frío que hace acá..  mi cuerpo teje lanas por no poder darle esos abrazos llenos de sol y luna. Serio y muy sobrio quiere creer ser el jardinero de mis jardines, cuando su llama protectora las evapora antes de tocar las hierbas.

Protege el dominio de la llave, por el peso que hacen las joyas como esas en su laguna, por el miedo profundo a darse cuenta que dejó morir una flor.El asesino que no se hace cargo, encima reclama la miel que mi cuerpo con tanto frío dejó de hacer.

El miedo no paralizó a las flores, paralizo mi estomago blandito, y el tipo que vive arriba de tu cabeza.

Ahora , ya no puedo ver tu corazón con una respuesta que me ame, te las guardas para vos con una seguridad de marfil.