No se cuantos conejos podrá tener la Luna, ya el mismo yace en su creciente alimentando al niño que no le da de comer a los gatos, pero así el niño crece, a cuesta de conejos muertos en la sobra de algún cráter.Alimentan la luz, con sus manchas negras y la hija de puta se ve tan bien desde acá, queriendo ser cojida por todos y cada uno de nosotros, como toda mujer al mando de un encanto que la desborda, a veces quiere ser reina e hija.
El último gesto de la noche quiere huesos.
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